domingo, 12 de abril de 2009

“¡Assur ha llegado con ellos (con los keynesianos)!” (Salmo 82, 9)


Muy bien Semana Santa. En esta cuaresma poca oración, poco ayuno y poca limosna. Pero estos últimos días hemos compensado algo. Nos desplazamos a un refugio familiar leonés, un pequeño pueblo en el que Movistar no tiene cobertura (en serio). El Viernes Santo, desde la puerta de casa, vimos pasar por la noche una pequeña procesión en la que se encarnaban cultura, religión y fuerzas telúricas del agro hispánico. Digna del Gárgoris y Habidis de Sánchez Dragó. Esa misma noche, pero más tarde, en la Procesión del Silencio de la ciudad próxima docenas brazos uniformados se estiraban al máximo para levantar al cielo el paso de la Purísima, para agradecer el motete que las monjas del Sancti Spiritu entonaron a la Dolorosa. La escoltaban ocho números de la Benemérita marcando el paso (¡toma laicismo!) y una docena de guapísimas señoras vestidas de negro, protegidas con mantilla española y armadas rosario en mano. Ayer sábado en la madrugada, ya en Madrid, liturgísima y bellísima Vigilia en nuestra parroquia (seguida de chocolate caliente; estos curas saben organizar las cosas, ya lo dice en “Los cipreses creen en Dios” el best seller máximo de la historia editorial española: el profranquista gerundense Josep Maria Gironella). Hoy, Domingo de Resurrección, iremos también a algún sitio.

Como dije en algún post anterior, pasamos un par de días en la Granja de San Ildefonso, a unos 10 km de Segovia. No entramos en el palacio borbónico, pero sí visitamos los jardines. Merece la pena. Es un lugar demodé, casi decadente, como algo del pasado y transplantado al presente, impensable que ningún moderno (a lo Finkielkraut) celebre allí nada. Quien quiera un viaje en el tiempo, visite La Granja por la mañana y el parque Juan Carlos I de Madrid por la tarde. Lo dicho: Tradición contra modernidad. Pues fue en La Granja que me dio un ataque de goticismo con “Una primera Europa”, de Emilio Mitre, en Ediciones Encuentro. Parecerá increíble, pero es con ese libro que me he dado cuenta de la importancia de Francia en Europa. Francia, no es “un país más”. Francia es Europa. España e Inglaterra son “los otros imperios”.


Pues el 31 de diciembre del 406, suevos, vándalos y alanos cruzaban el helado Rhin por las malas, llegando en un par de años hasta la Hispania romana. Asustado, en una carta, San Jerónimo actualizaba el salmo de Assur que da título a este post. Igual me siento yo ante la llegada de oleadas de gasto público: los bárbaros del G20 han cruzado el Rhin. Trichet no ha resistido la presión sobre el limes, a ver con qué indicador indicador marcamos a Jean Claude. La revista Mi Cartera avisa este mes de los indicadores que hay que observar para entrar en bolsa. Los tipos largo/corto, la rentabilidad deuda pública/deuda privada, la volatilidad (el famoso vix, p. ej.). Voy a ver si preparo algún gráfico.


Hablaba antes de San Jerónimo, pues jerónimo es el monasterio de El Parral en Segovia, que también fuimos a ver. Fuimos con intención de visita, pero el lunes no es un buen día. Acogen al peregrino (varón) durante unos días. Entre salmos rezos en latín, podemos ir a meditar sobre bárbaros económicos e indicadores. O sea, sobre lo que se viene encima y cómo capearlo.


Termino, con pdf que llega a través de McCoy y con un criterio sensatísimo para poner stop-loss. Feliz regreso a todos.

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