lunes, 9 de diciembre de 2013

Tele-enfermero-operador en nuestra Sociedad Limitada

Me acaba de llamar un teleoperador. No era para venderme productos de telefonía, ni productos bancarios. Era para venderme seguros médicos. Hasta ahí todo normal. Pero me ha chocado que dicho teleoperador tenía la titulación de enfermería. Titulados haciendo marketing telefónico (el trabajo más ingrato del mundo, jundo con informático o controlador de estacionamiento regulado). Esto debe ser el resultado del estado del bienestar, al que vamos. El progreso sólo es un mito, ya lo dijo Baudelaire.


Este fin de semana ha sido el de las víctimas y Abascal. No fui a la manifestación, pero le votaré si se presenta. Tristes los twits de Raúl Vilas, explicando cómo "la sociedad" (¿limitada?) ha enterado la causa de las víctimas. Infamia.


¿Cuántas infamias ha dejado la Realpolik? Sobre una de ellas, veré un mercadillo este fin de semana.


Estoy hasta el moño de Mandela. Me enteré antes de la existencia de su mujer Winni, la Imelda Marcos de Sudáfrica, precisamente en clases de inglés, años ha. Síntesis de todos los -ismos actuales, no me convence. 


Más cosas. Este fin de semana vino a cenar a casa uno de mis mejores amigos con su familia. Las cosas le van regular y le noté triste. Charlas sobre lo mal que va el país y los destrozos de la deuda. No vino a pescar al domingo. ¡Qué truchón! Hasta mi suegro se puso nervioso al sacarlo, con lo tranquilo que es él... Ayer me reconcilié con La Jarosa...


Y esta Navidad rumbo al Noreste. ¡Qué ganas tengo! A ver si antes he dejado ya finiquitado el tema de Cristóbal. Veremos.


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